En nuestra Parroquia tenemos la bendición de contar con el trabajo callado y sacrificado de un nutrido grupo de voluntarias que dedican parte de su tiempo a cuidar y limpiar el templo y sus dependencias.
Constituyen un grupo responsable y animoso que sabe lo que es formar parte de la Iglesia y que la parroquia es su casa, una casa limpia que acoge con los brazos abiertos a todos.
Aunque su trabajo pasa habitualmente desapercibido, su labor es de las más importantes puesto que consiguen que en el templo pueda vivirse la liturgia como celebración del amor de Dios.